Todo sucedió en un lapso de menos de dos horas. El primer
avión explotando en una de las torres gemelas de Nueva York aparecía como un
trágico accidente. Cuando apenas habían pasado dieciocho minutos, la imagen de
la CNN mostraba en vivo la explosión del segundo boeing 767, de la United
Airlines contra la segunda torre y todo quedaba más claro. Se trataba de un
atentado terrorista perfectamente planeado.
Luego de los impactos de Las Torres Gemelas, le tocaba el
turno a uno de los lugares más seguros del mundo y ése era el pentágono. Un
tercer avión se estrellaba contra una de las alas del emblemático edificio.
La sombra de Osama Bin Laden volvía aparecer. El ex banquero
yemení junto con su grupo terrorista Alqaeda, eran considerados para los
centros de información los responsables principales de los atentados. La locura
estadounidense llevaba también a pensar en algún grupo palestino que hubiera
actuado, como represalia por el accionar de Israel en sus territorios o también
en alguien que habría operado desde el mismísimo corazón de Estados Unidos.
Pero ya que mencionamos a Bin Laden; su nombre figura en la
lista de los 10 criminales más buscados por el FBI. Hasta hoy los Estados
Unidos y su periodismo lo siguen buscando con la certera ilusión de apresarlo.
En 1979, a los 22 años, Bin Laden entró en contacto con la
Hermandad Musulmana Palestina y con Mufaz al Hawi, uno de los cerebros
intelectuales de los muyahidin afganos. Puso en marcha una organización
internacional, cuyo objetivo era reclutar a guerrilleros islámicos para
combatir a los
soviéticos en Afganistán.
Paradójicamente, EEUU, el país que hoy persigue a Bin Laden,
contribuyó a la resistencia afgana con tres billones de dólares distribuidos a
través de la CIA.
Poco tiempo después, Bin Laden creó Al-Qaeda (La Base), una
organización, cuya meta en palabras de su propio líder es la guerra santa
islámica contra los judíos y los cruzados, en referencia a Israel y al
Occidente de cultura cristiana. La retirada del último tanque soviético de
Afganistán en 1989 significó el regreso a su hogar en Arabia Saudí. Allí
permaneció hasta 1991, cuando el Gobierno ordenó su expulsión del país tras
pronunciar un discurso en una mezquita en el que denunciaba la secularización
de la familia real y su falta de observancia de los preceptos del Corán.
El terrorista Osama bin Laden está acusado de ser el cerebro
de los brutales atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y
Tanzania el 7 de agosto de 1998, que se saldaron con 258 muertos y miles de
heridos.
En 1995, la CIA lo denunció de participar en un complot para
asesinar al presidente egipcio, Hosni Mubarak. Asimismo, se sospecha su
participación en la bomba que estalló en el World Trade Center en febrero de
1993, en operaciones fallidas para asesinar al presidente Bill Clinton y al
Papa.
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